Evidentemente, estos tres jugadores tuvieron una importancia brutal en la victoria blaugrana en el día de ayer, pero no fueron, ni mucho menos, los únicos.
Además de Piqué, que estuvo soberbio en defensa, secando con aparente tranquilidad a Cristiano Ronaldo en más de una jugada, y Pedro, que además de su gol realizó un trabajo defensivo encomiable que día a día le está catapultando a la titularidad, me gustaría destacar a un hombre: Seydou Keita.
El malí, que aterrizó la pasada temporada en can Barça con la vitola de suplente, se ha convertido en la prolongación de Guardiola en el campo. Según han comentado varios medios, es, al igual que el técnico de Sampedor, un estudioso del fútbol, y no es nada extraño, según parece, que visionen los partidos de los rivales juntos.
Con el paso de los partidos, Keita ha pasado de ser un comodín a ser una pieza clave en el conjunto culé, bien sea jugando en el centro del campo o como falso volante izquierdo. Además, a su capacidad de trabajo, sacrificio y colocación, ha añadido a su juego una pegada digna de reseñar con seis goles a sus espaldas a falta de siete encuentros.
Su partido en la noche de ayer fue perfecto. Como suele ser habitual, no destacó, pero su trabajo en el campo fue sensacional. No sólo no perdió ningún balón, sino que recuperó innumerables, cortó cualquier acción de peligro rival que se produjera en su zona de influencia y sirvió de escudero en la medular ante las subidas de Xavi, Busquets e incluso Pedro.
Su estancia en la Copa de África el pasado mes de enero y su lesión muscular fueron acusadas por un equipo que ve en Keita su 'hombre para todo'. Ya ni si quiera hace falta la participación Touré. Las condiciones de Busquets sumadas al saber estar del malí son suficientes para sujetar a un equipo eminentemente ofensivo. Hablando del marfileño, no sería descabellado pensar que abandonara la disciplina azulgrana el próximo mes de junio.
En definitiva, mi objetivo con este post es, ni más ni menos, elogiar la actitud de un jugador que pese a llevar apenas dos años en el Barcelona, ha conseguido calar hondo tanto en el equipo como en una afición que valora el esfuerzo y el sacrificio encomiable de su número 15. Ni el más optimista hubiera imaginado que el jugador que hace unos años despuntaba en el Lens se fuera a convertir en pieza clave de uno de los mejores equipos de la historia del fútbol.
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