A orillas del río Deûle

Ajax, Milan, Barcelona, Newcastle, Valencia, PSV... Patrick Kluivert es un trotamundos del fútbol europeo, y, por fin, este año en el Lille francés ha vuelto a mostrar los rasgos más característicos de un juego que tanto maravilló al continente en Ajax y Barcelona.

En tan sólo nueve partidos disputados, ha anotado la friolera de 4 goles, por lo que parece que ha recuperado aquel olfato goleador que maravillaría en la ciudad condal.

Patrick llevaba desde al año 2003 a un nivel muy bajo, si bien en 2004 perdió su puesto en la selección holandesa, marcó tan sólo 8 goles en 21 partido con la camiseta barcelonista. Su emigración al Newcastle no fue buena, no jugó de titular apenas y marcó tan sólo seis tantos.

En el verano de 2005, tras no renovar con las urracas, aterrizó de nuevo en España, más concretamente en Valencia. Las lesiones hicieron imposible una continuidad en su juego, y Patrick fracasó por tercera temporada consecutiva anotando sólo un gol en quince partidos.

Quique apartó al jugador holandés de la plantilla ché, y Kluivert y club decidieron rescindir el contrato del futbolista. Con la carta de libertad en la mano, Patrick Kluivert decidió entonces probar suerte en el PSV, volviendo a Holanda para jugar con sus ex compañeros Cocu y Reiziger, como también hicieron Davids y Stam en el Ajax.

La temporada empezó bien para el delantero, que gozó de la confianza de Ronald Koeman, pero todo se torció en la segunda vuelta, que además de perder la titularidad, tuvo un enfrentamiento con el técnico holandés. Tanto fue así que en la celebración del título ni se dirigieron la palabra.

Pero esta temporada, por fin Kluivert ha recobrado la confianza en sí mismo, y además de ser el segundo máximo goleador de su equipo, es el auténtico líder del conjunto galo, que se aprovecha de su experiencia para conseguir los objetivos.

Por toda su trayectoria y su indudable clase, espero que Kluivert, si le respetan las lesiones, vuelva a recuperar su buen tono y nos pueda brindar buenas tardes de fútbol, tardes a las que tanto nos tuvo acostumbrados en España durante cinco años.